
Una arqueología del futuro y del pasado
El Futuro es Prehistoria es una obra en dos etapas. La primera etapa fue realizada durante 2020, y comprende la instalación en el territorio de una serie de 14 escenas que muestran momentos de la historia de un grupo humano y las mismas serán develadas periódicamente.
Todas estas escenas llevan nuestra atención hacia la relación que tenemos con el espacio, con el pasado, con nuestra idea del futuro, y de nuestro lugar en la historia. La dimensión de nuestras vidas, nuestra vinculación con esa construcción colectiva, e imaginaria, que llamamos poder.
La segunda etapa será desarrollada durante 2021, y tendrá como eje el paso del tiempo a través de la obra. Esta arqueología nos permitirá descubrir cómo los factores climáticos y geográficos han afectado la obra que hemos entregado al desierto y al tiempo. La forma en la que el mundo físico la modifica y la incorpora, así como también, la manera en que la obra se vincula a la realidad en el tiempo.
Las escenas están realizadas con figuras a escala, modeladas en arcilla del río Loa amasada con fibras vegetales. En ocasiones utilizamos, además, semillas, madera, rocas, pigmentos, etc. Incorporamos elementos del paisaje, incorporamos su materialidad. Roca, madera, hueso, e incorporamos también su energía simbólica. Un vidrio fundido, un fragmento de porcelana. Carbón, sal. La escena es parte del paisaje. Está implantada, pero también surge de él.
Cada escena está dispuesta de manera que cobra sentido cuando es vista a través de un visor. El visor es un objeto de madera, que funciona como una cámara, no en el sentido de registrar, sino de generar un punto de vista objetivo.
Las escenas están distribuidas a lo largo del desierto de Atacama, separadas por muchos kilómetros, en lugares alejados. Este trazado que corresponde a la narrativa de nuestra historia ha sido geolocalizado, de manera que quien decida hacerlo pueda ir a ver la obra de forma presencial.
The Future is Prehistory is a work in two stages. The first stage was carried out during 2020 and it includes the installation in the territory of a series of 14 scenes that show moments in the history of a human group.
All these scenes draw our attention to the relationship we have with space, with the past, with our idea of the future, and our place in history. The dimension of our lives, our connection with that collective and imaginary construction that we call power.
The second stage will be developed during 2021, and will have as its axis the passage of time through the work, the way in which the physical world modifies and incorporates it, as well as the way in which the work is linked to reality in time. This archeology will allow us to discover how climatic and geographical factors have affected the work that we have delivered to the desert and time.
The scenes are made with scale figures, modeled in clay from the Loa River, kneaded with vegetable fibers. Sometimes we also used seeds, wood, rocks, pigments, etc. We incorporated elements of the landscape, we made use of its materiality. Rock, wood, bone, and we also incorporated their symbolic energy. A molten glass, a piece of porcelain. Coal, salt. The scene is part of the landscape. It is implanted, but it also arises from it.
Each scene is arranged in a way that makes sense when viewed through a viewer. The viewfinder is a wooden object, which functions like a camera, not to record, but to generate an objective point of view.
The scenes are distributed throughout The Atacama Desert, separated by many kilometers, in remote places. This layout that corresponds to the narrative of our history has been geolocated for whoever decides to see the work on site.
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